Recordar Lo Que Hemos Olvidado

¿Y si todo lo que crees sobre la vida fuera solo un sueño del que aún no has despertado?

En 1968, en un pequeño rincón de Arkansas, una terapeuta se sentó frente a una paciente para ayudarla con un trastorno de ansiedad.

Era un día más para Dolores Cannon, quien llevada una vida sencilla: esposa de un marino, madre de cuatro hijos, viviendo sin pretensiones de explorar los misterios del universo.

Pero esa tarde, algo sucedió. Algo que no estaba escrito en ningún manual ni en ningún guión de su vida.

La paciente, en lugar de revivir su infancia, empezó a describir otras vidas:
Una en los años 20, otra en el siglo XIX, otra en el antiguo Egipto.
Daba nombres, lugares, costumbres y acentos.

Ese día, el mundo que ella conocía se rompió para siempre.

A partir de entonces, Dolores se dedicó a explorar ese espacio invisible que se abre cuando la mente se aquieta y se conecta con algo más grande.
Miles de personas, de distintos países y culturas, compartieron bajo hipnosis profunda relatos que parecían salir de una misma fuente.

Hablaban de un lugar fuera del tiempo, de una conciencia infinita que se presentaba como el Yo Superior. Una voz serena, clara, que parecía conocer la historia completa de cada alma.

Ese Yo Superior repetía un mensaje: que venimos a la Tierra por elección, que olvidamos quiénes somos para vivir la experiencia del reencuentro, que la vida es una escuela y que la muerte no es un final, sino una transición.

Dolores grababa cada palabra.
Y vio cómo, en ese estado profundo, las personas podían liberar dolores, sanar enfermedades, reconciliarse con su historia y recuperar la paz.
Un cáncer remitía. Una ceguera se revertía. Una vida entera encontraba un nuevo sentido.

Pero entre todas las revelaciones, hubo una que se repetía más que ninguna:
La humanidad vive un momento de cambio sin precedentes.
Un despertar colectivo.
Un paso hacia una nueva forma de existir, donde el miedo no tendrá lugar.

Tal vez parezca un cuento… hasta que algo en tu interior te recuerda que ya lo sabías.
Y si hay algo que Dolores siempre quiso que recordáramos, es esto:

“No eres un cuerpo con un alma. Eres un alma con un cuerpo.”

Lo que hagas con esa certeza… es tu verdadero propósito aquí.

Y tú…
¿Recuerdas quién eres, o sigues soñando?

No necesitas que nadie te despierte desde fuera. La llave ya está en ti. En el momento en que decides mirar hacia adentro, las piezas empiezan a encajar.

Cuando aprendes a escuchar tu propia verdad, el mundo deja de ser una jaula y se convierte en un puente hacia la vida que viniste a vivir.

Porque recordar… es el verdadero inicio.

Siguiente
Siguiente

Cuando El Caballo Esté Listo, Beberá